Aunque mi mamá me había hablado de que nadie debía tocarme mis genitales sin mi consentimiento, yo no entendía muy bien que pasaba...
Si de algo puede servir mi testimonio puedes compartirlo
Creo que puede ejemplificar la culpa que siente un abusado y la importancia de explicar a los hijos claramente que constituye un abuso.
Cuando era pequeña entre 4 y 5 años, mi mamá se hizo amiga de nuestra vecina, esta vecina tenía 3 hijos, 2 niñas de 12 y 9 años y un niño de 8 años.
Yo soy hija única y realmente disfrutaba mucho de poder ir a jugar con las niñas mientras mi mamá y su amiga platicaban, no recuerdo en que momento pero el niño empezó a acosarme en alguna de esas visitas, me respiraba en mi oreja, me lamía el cuello, respiraba agitadamente y se frotaba contra mí. Aunque mi mamá me había hablado de que nadie debía tocarme mis genitales sin mi consentimiento, yo no entendía muy bien que pasaba porque hasta ese momento el no me había tocado literalmente los genitales.
La sensación era de miedo, incomodidad y asco.
Sus hermanas eran testigos y de vez en cuando le decían que no me molestara, yo le decía que lo acusaría con mi papá y él me decía que lo mataría.
Una tarde, estaba jugando con ellas (ya era habitual que mi mamá me dejara ir sola a jugar a su casa aunque la mamá no estuviera) y las niñas me dijeron que si dejaba que su hermano jugara conmigo me darían una paleta y jugaríamos después.
Dije que si sin preguntar en que consistía el juego, me acostaron en el sillón de la sala, me bajaron los pantalones y ropa interior y mientras una de ellas me detenía los brazos, la otra me separó los labios vaginales y el niño se frotó fuerte contra mí también sin ropa mientras hacía sonidos y me besaba a la fuerza.
Debieron ser apenas segundos pero me pareció eterno, yo lloraba mucho y estaba asustada, una de las hermanas le dijo: ya ya! y lo quito de encima y me dio la paleta la cual yo acepté.
Tiempo después le dije a mi mamá y ella me creyó, fue a hablar con su mamá la cual solo le dijo que estaba castigado y después ellas se quedaron platicando y tomando café felizmente.
No se si correspondía o no que mi mamá terminara su amistad con la vecina, pero no me sentí defendida.
El dejó de acosarme sexualmente y ahora me molestaba con burlas sobre de que era una niña acusona y cobarde.
Un año después nos mudamos y dejé de verlo y nunca volví a tener una experiencia similar pero durante años sentí mucha culpa por haber aceptado jugar a algo que yo no sabía que era y por haber aceptado la paleta.
Gracias por abrir espacios para compartir estos episodios tan dolorosos pero que pueden prevenir el abuso de más niños.
Bienvenido a mamá con ciencia
Soy Paula, mamá de 3 hermosos hijos, psicóloga de niños y adolescentes y asesora educativa familiar.
