De alguna manera era un juego para mí, porque físicamente se sentía rico pero después de “jugar” me ponía a llorar porque algo me decía que eso no estaba bien.
Mi abuelo materno venía de visita a pasar algunos meses a la casa en diferentes ocasiones. Yo no tenía más de 5 años, iba en kinder cuando sucedió todo, no recuerdo cómo comenzó, pero mi abuelo constantemente abusaba de mí de diferentes maneras.
Me espiaba cuando me bañaba, me hacía que tocara su pene y él me hacía sexo oral. De alguna manera era un juego para mí, porque físicamente se sentía rico pero después de “jugar” me ponía a llorar porque algo me decía que eso no estaba bien. Me sentía sucia y avergonzada.
Todo esto sucedió en diferentes ocasiones tal vez durante un año o más, no lo sé. El día que quise contarle todo a mi mamá, coincidió con que ella estaba hablando de lo bueno que era su papá, de cuánto la había ayudado en diferentes momentos de su vida, por lo que a mis 5 añitos, no quise “romperle el corazón” a mi mamá, diciéndole que las cosas que me hacía su papá no me gustaban, que me hacía llorar. Así que decidí protegerla y guardar el secreto. A pesar de no decirlo con palabras, ahora con la información que tengo, sé que di muchas señales que mis papás no notaron. En una ocasión recuerdo haber dibujado una familia y todos ellos con pene y también recuerdo que jugaba con mis muñecas de manera sexualizada.
Después de 10 años de guardar el secreto, mi mamá se enteró del abuso porque se lo dijo un novio que tuve. Para ese entonces mi abuelo ya había fallecido así que mi mamá no se lo dijo a mi papá para no cargarlo con algo tan terrible. Mi mamá nunca trató a fondo el tema conmigo, hasta ahora que soy mamá, y me he informado para proteger a mis hijos lo más posible, es que lo hemos hablado. Ella creía que en quien más podía confiar para cuidar a sus hijas eran sus padres, y jamás se dio cuenta que en su propia casa y en sus narices estaba el enemigo.
El haber guardado este secreto y mis emociones por tantos años, se vio reflejado en mi salud, fui diagnosticada con esclerosis múltiple, y también ahora yendo a terapia entendiendo que los arranques de ira que tengo son debido a todo ese miedo que reprimí.
Debido a mi experiencia, tengo mucho temor de que mis hijos puedan sufrir un abuso y me cuesta trabajo encontrar un balance saludable entre confiar y desconfiar de la gente cercana a nosotros, principalmente de mi suegro y mi cuñadito, ya que mi suegrita es quien me ayuda mucho a atender a mi niña.
Bienvenido a mamá con ciencia
Soy Paula, mamá de 3 hermosos hijos, psicóloga de niños y adolescentes y asesora educativa familiar.
